Registro de muerte súbita de la Fifa 2021
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Tragedia del Estadio NacionalLa entrada oeste del estadio antes de las reformas de 2011.UbicaciónEstadio Nacional, Lima, PerúCoordenadas12°04′02.2″S 77°02′01.4″W / 12.067278°S 77.033722°W / -12.067278; -77.033722Fecha24 de mayo de 1964 (1964-05-24)Muertos328Heridos500
El desastre del Estadio Nacional del 24 de mayo de 1964, también conocido como el desastre del fútbol de Lima, es el peor desastre en la historia del fútbol de asociación hasta la fecha[1]. Una decisión impopular del árbitro indignó a los aficionados peruanos, que decidieron invadir el campo. La policía tomó represalias disparando gases lacrimógenos a la multitud, provocando un éxodo masivo. Las muertes se produjeron principalmente por hemorragias internas o asfixia por el aplastamiento contra las persianas de acero que bajaban a la calle.
El 24 de mayo de 1964, Perú recibió a Argentina en el Estadio Nacional de Lima. El partido, correspondiente a la ronda de clasificación para el torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos de Tokio, se consideraba vital para Perú, que entonces ocupaba el segundo puesto de la tabla de la CONMEBOL, y que se enfrentaría a un duro partido contra Brasil en su última cita. El partido atrajo a un público de 53.000 personas al estadio.
El desastre de Hillsborough
Tal día como hoy, hace treinta años, una grada se derrumbó en un abarrotado estadio de fútbol de Bastia, en la isla de Córcega, matando a 19 personas e hiriendo a miles. El derrumbe del estadio de Furiani sigue siendo, a día de hoy, la peor catástrofe de la historia del deporte francés.
La tribuna que se derrumbó había sido construida especialmente para la semifinal de la Copa de Francia del 5 de mayo de 1992 entre el club local Bastia y el gigante francés Marsella, duplicando la capacidad a 18.000 personas. El jueves se guardará un minuto de silencio en homenaje a las víctimas en el estadio Vélodrome de Marsella, antes del partido de semifinales de la Europa Conference League entre el Marsella y el Feyenoord holandés.
Justicia para los 97
¿Quiénes son los hooligans más peligrosos de la historia del fútbol mundial? ¿Cuándo aparecen? ¿Dónde atacan? ¿Cuáles son sus actos más oscuros? Éstas son las cuatro preguntas que intentaré responder en este ensayo. Personalmente, creo que las cuatro son vitales para entender cualquier cosa sobre la propagación de la violencia en el fútbol en todo el mundo. Y sin comprensión no es probable que lleguemos a experimentar soluciones sostenibles.
Muchos grandes investigadores han dedicado grandes esfuerzos al tema de los hooligans desde diferentes perspectivas. El sociólogo holandés Ramón Spaaij utiliza para sus estudios un modelo comparativo para un puñado de clubes de tres países europeos[1]. Su colega escocés Richard Giulianotti compara los hooligans de los clubes de Argentina y de tres países europeos[2] y el académico inglés Eric Dunning analiza 14 países de todos los continentes, excepto África[3]. Pero cuando se trata de un análisis internacional amplio, todos son bastante limitados. La elección de países y clubes parece sugerir que el gamberrismo estaría más arraigado en el fútbol de clubes europeo. Nunca se ha hecho un análisis global. Este ensayo está escrito en modo exploratorio, y trataré de aportar una nueva perspectiva a un fenómeno verdaderamente global.
Muertes en el fútbol en 2020
Una multitud intentó el lunes entrar en el estadio Olembe de Yaundé, con capacidad para 60.000 espectadores, para ver cómo el país anfitrión se imponía por 2-1 a Comoras en el principal torneo de fútbol de África y se clasificaba para los cuartos de final.
Tras la escasa asistencia a los partidos de la primera ronda en los flamantes estadios construidos para la AFCON, las autoridades camerunesas han abierto de par en par las puertas de los estadios, han organizado el transporte masivo y han repartido entradas gratuitas para atraer a los aficionados.
En 2015, miles de aficionados intentaron entrar en un estadio de la capital egipcia para ver un partido, desatando el pánico mientras la policía disparaba gases lacrimógenos y perdigones. El caos provocó la muerte de 40 personas y decenas de heridos.